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Cristina Balart

Chilena, Periodista. Editora del Blog de 10minconJesus.net

2 min

Virgen del Carmen, memoria de una gran promesa

El 16 de julio de 1251 la Virgen se apareció a san Simón Stock y le dijo: “El que muera con el escapulario no padecerá el fuego eterno”.

El emplazamiento donde se selló esta promesa fue el Monte Carmelo, ubicado en Israel, sobre el mar Mediterráneo. En este santo lugar un grupo de hombres (probablemente ermitaños o cruzados) fundaron la orden de los Carmelitas durante el siglo XII.

A la conquista de una promesa eterna

Cuando el Señor anduvo por la Tierra, gritó al mar “¡Calla!” y el mar enmudeció; hizo barro con las manos y al sentirlo en los ojos un ciego recobró la vista; “¡Sal de ahí!” bramó a unos demonios y salieron de inmediato del cuerpo de un joven; “Talitha cumi”,“Niña, levántate” ordenó a una pequeña recién fallecida y la niña obedeció… Cuando el Señor expresa su voluntad en bien de los hombres manda sobre todo.

Su Madre, posee la misma autoridad. Desde la cruz, su Divino Hijo le manifestó la voluntad de que cuidara a la humanidad como hijos suyos y Ella obedece este mandato al aparecer en la Tierra para entregar promesas que expresan su delicado cuidado maternal por ti.

Mediadora de todas las gracias, la Santísima Virgen María es invocada en la Iglesia como Abogada, Auxiliadora, Socorro y Mediadora de todas las gracias (Encíclica Lumen Gentium, 62) y por eso puede prometer grandes milagros como fue la promesa que hizo a este carmelita hace 800 años:  quien usase y muriera con esta santa prenda (escapulario) con la imagen de la Virgen del Carmen en ella, una vez en el purgatorio –lugar al que el alma es conducida si no ha muerto en pecado mortal para expiar la culpa de las ofensas hechas a Dios durante la vida- la intercesión de nuestra Madre celestial permitirá que el alma purgante suba al Cielo a más tardar el sábado siguiente a su muerte. A esto se le conoce como el privilegio sabatino.

escapulario

Fiesta de la Virgen del Carmen

En este 16 de julio, la Virgen te invita a ti a usar esta valiosa prenda – el escapulario- para que te hagas merecedor de este celestial ofrecimiento: Llevarte a la patria celestial al sábado siguiente a tu muerte. María, tu Madre, no se retracta. Quiere, desea, anhela cumplir este pacto contigo. Su mayor ambición es que la sepas Madre tuya y está prendada de ti, por eso te pregunta ¿Hijito, hijita me sabes cerca tuyo? ¿Crees en mi poder de intercesión? ¿Te falta fe para recurrir a mi ayuda?

Esta Fiesta Mariana, puede ser la ocasión para acercarnos a la Madre de Dios imponiéndonos el escapulario, o comprando una medalla con el escapulario y usándola con devoción diariamente. ¿Qué es usarla con devoción? Besarla al levantarte y al acostarte, rezar cuando te ves en el espejo alguna oración de la Virgen o simplemente mirarla y recordar de quién eres  hijo.

San Pablo repetía “Hago el mal que no quiero y no el bien que quiero” y a nosotros nos pasa lo mismo: perdemos los nervios, nos falta confianza en Dios, nos dan pereza nuestros deberes cristianos… por eso acordarse de esta promesa mariana del escapulario puede servirnos para intencionar nuestra correspondencia a tanto amor de María por ti. Pregúntate ¿Corresponde a María este cariño? ¿Qué necesita la Virgen de mí actualmente? ¿Puedo seguir su ejemplo en algún ámbito de mi vida?


Escrito por

Cristina Balart

Chilena, Periodista. Editora del Blog de 10minconJesus.net

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