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VIDA CON SENTIDO UN REGALO

LA ALEGRÍA DEL PERDÓN

El Evangelio de hoy nos propone un texto distinto, llamativo, que a veces nos puede representar un poco de dificultad en su comprensión.

«Se acercaba la fiesta judía de las Tiendas. Y le dijeron sus hermanos: —Sal de aquí y vete a Judea, para que también tus discípulos vean las obras que haces»

(Jn 7, 2-4).

Interesante, no es la fiesta más grande que tienen los judíos, es una de las tres fiestas que implican peregrinación.
No se llena la ciudad de Jerusalén con tantos peregrinos como en la fiesta de la Pascua, pero sí van muchas personas.

Y lo interesante es la gente que le está diciendo a Jesús: “son sus hermanos”, como sabemos en el argot hebreo, no existe la palabra primo o pariente, sino que se utiliza la misma terminología: hermanos, para designar a todos esos parientes cercanos, tíos, primos…

Relatives se dice en inglés, pero son gente que está a su alrededor y que son hermanos.

NO HA LLEGADO MI TIEMPO

No es que la Virgen María haya tenido más hijos, no es que tuviera Jesús un grupo de gente a su alrededor a los que les decían así, sino que eran parientes cercanos.

Ellos le dicen que vale la pena que vayan a ver las obras que Tú haces.
Y Jesús les dijo:

«Entonces les dice Jesús: —Todavía no ha llegado mi tiempo, en cambio vuestro tiempo siempre está a mano»

(Jn 7, 6).

Este texto que hemos leído muchas veces, vale la pena para pensar cómo utilizamos nosotros el tiempo.
Y cómo es nuestra figura para enseñar, qué es lo que tenemos más dentro del corazón.

No hacemos las cosas para tener un éxito como inmediato, un éxito llamativo, sino que tenemos ese esfuerzo personal por llevar a Dios. Dios tiene sus propios tiempos, no hace falta ir a la Fiesta de las Tiendas, pero este texto es anterior.

Luego nos encontramos con que el texto justo previo, decía que Jesús recorría la Galilea, y no quería transitar por Judea porque los judíos intentaban matarlo.


No es que sea un tema tan sencillo, los judíos querían matarlo, Jesucristo no ve prudente subir de forma llamativa.
Porque en esa Fiesta de las Tiendas o de las Chozas, depende la versión que utilizas, podía ser peligroso.

Pero cuando sus hermanos subieron a la fiesta, Jesús también subió, pero en lugar de subir con sus parientes, sube Él, pero en secreto, sin hacerse ver.

Algunos decían ¿no es este aquel a quien querían matar? Jesús sube en secreto, pero después empieza a predicar en algunos en algunos sitios cerca del templo.
Algunos le reconocen y Jesús exclamaba:

«Así que ustedes me conocen y saben de dónde soy, sin embargo, yo no vine por mi propia cuenta, pero el que me envió dice la verdad, y ustedes no le conocen, yo sí lo conozco porque vengo de Él, Él es el que me envió. Y entonces quisieron detenerlo, pero nadie puso las manos todavía sobre Él»

(Jn 7, 16-18).

San Agustín varios siglos después, decía que Jesús responde de esta manera a los que le aconsejan que busque su Gloria.
“El tiempo de mi Gloria no ha llegado”, y nos animaba san Agustín a fijarnos en la profundidad de este pensamiento.
Ellos le impulsaban a buscar la Gloria, pero él quiere que la humillación proceda a la elevación.

Es decir, que a través de la humildad quiere trazarse un camino hacia la Gloria, y los discípulos que querían estar sentados unos a su izquierda y a su derecha… (-se acuerdan cuando se acerca la madre a pedirlo-) así también buscaban ellos la gloria humana.

LA GLORIA HUMANA

No veían sino el término del camino, para pararse a pensar en qué camino era el que conduce a la gloria humana.
Muchas veces de nuestras actuaciones pueden presentarse un poco de esta forma, de querer gloria humana.
A veces puede también como presentarse eso, querer hacer cosas por quedar bien, querer que no se note (-por ejemplo, en nuestro trabajo-) que somos cristianos.

Por el contrario, si es un medio en el que todos son cristianos, que se note que lo somos. Vale la pena ver en el corazón, qué es lo que buscamos.

Dónde está buscar la Gloria de Dios, tener como esa misma fórmula de trabajo de Jesucristo, que sabe ser prudente, pero que se expone, que no quiere llamar demasiado la atención, pero va y dice las cosas.

Hay un autor americano moderno que se llama Arthur Brooks, que tiene una cátedra sobre la felicidad en Harvard.
Él es profesor de Harvard y tiene bastante éxito en sus clases. Mucha gente le busca porque les ayuda a encontrar sentido a su vida.

Este hombre dice que el mundo está vendiendo una fórmula de la felicidad, que es una fórmula que está destinada al fracaso. Es una fórmula que tiene 3 aspectos: -Ama las cosas, -Usa a los demás, -Adórate a ti mismo.

Eso se verifica en cantidad de detalles distintos, ¡Ama las cosas!: ama este nuevo Apple-watch, que te va a solucionar la vida.

Ama tu cuenta de Spotify, qué es lo que te va a dar sentido a lo que haces. ¡Ama las cosas!
Utiliza a las personas, si las personas me sirven para para hacer lo que quiero hacer, bien. Pero si es que no si me sirven para hacer mis planes…

Ama a las personas en cuanto jueguen pádel conmigo, pero si es que no, no. Amo a las personas que vienen a la meditación, pero las otras más o menos.
¿No es eso una instrumentalización de las personas? ¿Usar a las personas?

Y la última es: ¡Adórate a ti! ¿Qué me gusta? ¿Que no me gusta? ¿Qué hago? ¿Que no hago? en función de lo que me apetece. No es lo que toca, si no lo que me gusta.

HAY UNA TRAMPA

¡Ahí hay una trampa! porque esto está tan bien vendido que a veces nos da hasta la impresión de que es nuestra forma de ser la que nos lleva a tomar algunas decisiones, que pensamos que tenemos la razón.

Porque nos empeñamos en que se haga de esta de esta manera, o que no estamos dispuestos a hacerlas de la manera que nos han propuesto simplemente para que se noten que somos más importantes.

Otra característica típica de adorarse a sí mismo es que uno se pone nervioso cuando no se hace lo que uno pide o piensa.

Cuando esto sucede, el ambiente se vuelve un poco más tenso, las fórmulas de arreglar las cosas, es dejar pasar a regañadientes o con un juicio crítico, adicional la poca apertura, cerrazón mental.
También el típico argumento de que; es que son tan viejas que no me entienden, no sé qué cantidad de cosas…Pero es una fórmula que nos viene por la cultura.

Arthur Brooks decía “esto es contrario a lo que nos propone Cristo”. Porque Cristo cambia usa las 3 variables, pero cambia el asunto. Dice: “ama a las personas, usa las cosas, adora a Dios”.

Justo cambia los factores, porque ahora la persona es a lo que tenemos que amar ya no a las cosas y entonces nos preocupan las personas. Queremos ayudar a las personas, queremos meternos a fondo en sus vidas; nos importa ser a veces un poquito pesados, pero nos interesan las personas, cómo se sienten y cómo están.

Usamos las cosas, por supuesto las cosas son las que me tienen que ayudar a que funcione; no las amo, las uso. y por eso uso o dejo de usar cuando ya no me hacen falta; cuando veo que me están estorbando o cuando se han convertido en un obstáculo en mi relación con Dios

LO QUE LE GUSTA A DIOS

Y la tercera es adorar ya no a uno mismo sino a Dios, con lo cual cambia la perspectiva. ¿Qué perspectiva? La perspectiva de que lo más importante no es lo que me gusta, sino lo que le gusta a Dios.

“Señor te pedimos que nos ayudes a profundizar cada vez más en qué es lo que te gusta, cómo podemos buscar tu voluntad, cómo podemos irnos vaciando de lo nuestro para realmente encontrar la alegría en los demás».

Típico ejemplo es una buena madre. una buena madre le alegra siempre y muchísimo más las alegrías de sus hijos que las propias; o sea, disfrutan más viendo disfrutar a sus hijos que disfrutando ellas mismas.
Porque tienen ese amor tan grande y nosotros de alguna forma queremos hacer la voluntad de Dios. No disfrutar nosotros, eso no tiene que estar por encima de todo.

Ya que hemos puesto el ejemplo de la buena madre, podríamos poner el ejemplo de la niña engreída, la típica niña engreída. yo creo que conocemos cada uno por lo menos una buena docena.
Niñas engreídas que no soportan que les lleven la contraria, que dan por supuesto que su voluntad es la que se tiene que hacer, que no están dispuestas a ayudar porque para eso están las demás; que les da igual qué es lo que les pase al resto.

¿Qué es lo que producen normalmente las engreídas? Dolor, una sensación de que me usan más que me quieren, de que no les importo…

Aquí tenemos que hacer examen de decir: “Señor, yo no quiero ser así”.
¿En cuántos matrimonios esto se verifica, por ejemplo, en unos celos desmedidos? Tienen que estar revisándole el celular; tranquilo, deja el celular. Viendo a qué horas llega, si es que ha hecho no sé qué,

Tiene una falta de confianza cuando esa adoración no está en Dios, sino que está en uno mismo, las cosas duelen muchísimo más.

ACERCAR A DIOS A LA GENTE

Para hacer esto, el mismo autor David Brooks dice que hay que intentar hacer las cosas de forma más estructurada y que para eso él recomienda tres cosas para poder llevar a Dios en medio del trabajo profesional, en medio de las cosas que hacemos todos los días.

Dice que lo más importante que podemos hacer es acercar a Dios para que la gente cambie estas tres variables de: amar las cosas, usar las personas y adorarse a sí mismas, que cambien por estas tres soluciones cristianas: usar las cosas, amar las personas y adorar a Dios.

De alguna forma tenemos que ayudar a la gente a que se dé cuenta y cambie. Para hacer esto él sugiere también tres ideas.

La primera es: “Para lograrlo, haz tu fe pública”. Ver en dónde estás. Si trabajas en una obra corporativa del Opus Dei hacerte pública no es difícil; o sea estás ahí, ya más o menos se sabe. La forma en que vas al oratorio…

Pero cuando trabajas en un sitio en donde nadie más es cristiano, hacer tu fe pública es a veces tal vez un poco más difícil. No tengas miedo de identificarte como cristiano; o sea, yo soy cristiano.


El otro día me pasó una cosa que me llamó profundamente la atención porque estaba haciendo unas entrevistas para un programa de aceleración y de la empresa aceleradora estábamos tres y de la fundación que quería postular para la aceleración, tenían seis o siete personas.

Entonces empezaron a contar lo que hacían. ¡Todo súper bien! La directora era italiana entonces se notaba un poco en su forma de hablar.

UNA ORGANIZACIÓN CRISTIANA

Después, en la mitad del asunto, dicen que la Arquidiócesis de Quito les había entregado un terreno que era lo que estaba utilizando… datos.

Luego, después de la italiana, habló uno de los presentes, un chico que había participado en el mismo programa y que había salido de ser un chico de escasos recursos, a ser uno con varios masters y ahora era el director de la formación de los chicos.

Yo ya había visto que este hombre era un hombre de parroquia, porque le conocí alguna vez. Entonces se me ocurrió decir: “se nota que ustedes son una organización cristiana”. (Yo decía esto no en el sentido de vienen ustedes escondidos como si fueran otra cosa).

El que les decía esa reflexión es el cura y de repente la italiana dice: pero ¿por qué usted dice eso? ¿Por qué dice que somos cristianos? Debo admitir que me piqué, como si ser cristianos es una cosa negativa.

Si la aplicación de esto te va a restar puntos porque tienes un sesgo negativo, porque haces esto… no, al contrario, una de las cosas que le dije en ese rato es que parte de mi presencia ahí es justamente buscar cómo mover más iniciativas cristianas

Pero me quedé… La italiana casi seguro que era misionera de las que trabajan con la Arquidiócesis. Está metido el animador pastoral… o sea, por favor, ¿qué son ustedes, un equipo de rugby?

A veces puede meterse esta sensación, puede ser que no nos hayamos entendido bien ni el uno ni el otro, pero esta sensación de que ser cristiano es “perdón porque soy cristiano”.

HAZ TU FE PÚBLICA

¿Cómo perdón? Todo lo contrario, haz tu fe pública. Soy cristiano y estoy contento de ser cristiano. No nos vamos a poner unas medallas grandotas.

No hace falta ir con esas medallas grandes de la Virgen. (Cada uno, si le gustan las medallas grandes o quiere ir con un cuadro…) Lo que no podemos hacer es que la gente no sepa.

Segundo elemento: Haz tu fe normal. No puede ser que en tu casa, en el centro, donde sea, entras y saludas al Ángel de la guarda. Vas y haces una genuflexión en el oratorio. Bendices los alimentos. Rezan juntos el rosario…

En cambio, en tu oficina o en el lugar de trabajo, nadie sabe nada; nadie sabe que eres cristiano; no has normalizado tu fe. Y, ¿cómo se normaliza la fe? Haciendo las cosas normales, sin tener vergüenza.

Por ejemplo: santiguarse; cuando uno va a comer, bendecir los alimentos “no pero aquí nadie hace eso” mejor, enséñales: ven, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. No pasa nada, no es que van a decir: fanática.

Haz tu fe normal: bendecir los alimentos, hablar “que Dios te bendiga”, decirle a alguien que está pasando un mal momento: “voy a rezar por ti”. hacer tu fe normal que eso se note que no tienes vergüenza.

Me contaba un chico que había entrado a trabajar a una empresa de estas modernas y se encargaba de análisis de datos. Es un chico bueno que intenta hacer apostolado, pero no había logrado llevar a nadie por el Centro, a sus charlas; o sea digamos que después de estar un año en esa organización, resultados apostólicos… cero.

ANTES DE EMPEZAR A TRABAJAR SE PERSIGNA

Contratan a un nuevo señor y este es un chico menor a él, que no le conocía de nada y lo primero que hace cuando llega a trabajar es, saca un crucifijo y lo pone en su mesa de trabajo. Luego, antes de empezar a trabajar se mueve los nudillos y se persigna (como Messi entrando a jugar en un partido de fútbol).

Y el otro, que estaba atrás, no podía creer “no he sido capaz ni de decir la palabra Jesús y llega este primerizo y pone su crucifijo se persigna… o sea haz tu fe normal, no pasa nada.

El tercer elemento: Haz tu fe magnética, atrayente; haz tú fe atrayente, que sea simpático. porque ¿quiénes son los que espantan a la gente? Los que intentan poner por encima sus creencias: “tú tienes que creer esto”.


En cambio, es súper atrayente el que está alegre por lo que cree. Dos cosas completamente distintas. Mientras la una se esfuerza por imponerte algo, la otro demuestra la alegría que tiene de creer, de estar seguro de tener un fundamento.

Y eso se nota en cómo ves a la cara, en que no tenemos ningún problema de escuchar a las personas, de escuchar más que hablar; de interesarnos por cada uno; qué es lo que quiere, qué es lo que le gusta… Escuchar y que nos vean sinceramente interesados en la persona.

Eso hace que la fe se vaya volviendo magnética; eso hace que puedas atraer a las personas porque estás en sus problemas, en sus cosas. Y, si a eso le añades que puedes hacer alguna cosa que les mueva, como invitarlos a alguna actividad…

VIVIR LA SEMANA SANTA

Hace un tiempo, en una de mis múltiples despedidas en Quito, estábamos en la casa de una familia que estaba haciendo ayuno -pero por bajar de peso- y era el único día que podíamos (estábamos invitados varias personas).

El señor contó una cosa que a mí me tocó. Ellos son de otro país, están aquí y su hija empezó a ser monaguillo en la parroquia y que normalmente Semana Santa siempre estaban de viaje (como tienen medios siempre estaban de viaje en algún sitio).

Además, como viven en otro país, volvían al suyo. Siempre era una fecha buena para la familia, pero que el año pasado, como a la niña le habían propuesto servir en las cosas de Semana Santa, habían decidido quedarse.

Y dice: “fue mi Semana Santa más increíble, nunca había visto nada de esto. Esas ceremonias han sido súper distintas a todas las misas que he ido en mi vida (que tampoco deben ser tantísimas) y todo porque la niña…

¿Cuántas de tus amigas le debe pasar lo mismo? A cuántos podemos abrirles realmente el corazón con una pequeña cosa como esa: que vivan la Semana Santa. Entonces te preparas y la visita a las iglesias, contar un poco en qué consisten las cosas, compartir…

Que sea tu fe magnética, atractiva.

El Señor nos enseña que no buscamos la gloria nosotros personal. Jesucristo no hace lo que esperan los hombres, pero a la final va al Templo y predica, nos dice que Él viene del Padre.

Tal vez no entendamos bien pero que Él viene del Padre. Y nosotros queremos seguir sus mismas indicaciones.

Señor ayúdanos a ser más apostólicos, ayúdanos a cambiar la vida a la gente, a que las personas te encuentren, te descubran porque ven en nosotros que somos cristianos, que somos normales y que somos atrayentes.

Ponemos estas intenciones en manos de nuestra Madre la Virgen.

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