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SECCIÓN DE RECONOCIMIENTO

la paz
SECCIÓN DE DEPÓSITO 

Soñé que iba al cielo y un ángel me estaba mostrando todo. 

Caminaba en un salón de trabajo lleno de ángeles. Mi ángel guía se detuvo enfrente de la primera sección y dijo: Ésta es la sección de depósito; aquí se reciben todas las peticiones hechas a Dios por medio de la oración.

Miré alrededor de este sitio y vi que estaba repleto de ángeles que estaban clasificando las peticiones recibidas, escritas en toda clase de papel por personas de todo el planeta. 

SECCIÓN DE EMPAQUE Y ENTREGA

Después pasamos por un largo corredor para llegar a la segunda sección. El ángel me dijo: Ésta es la sección de empaque y entrega; aquí la gracia y las bendiciones son procesadas y entregadas a las personas que las pidieron. 

Me di cuenta de lo ocupados que estaban allí también todos los ángeles, había muchos, trabajando muy duro debido a la gran cantidad de bendiciones solicitadas y que estaban siendo enviadas a la tierra.

SECCIÓN DE RECONOCIMIENTO

Finalmente, en el punto más lejano del corredor, nos detuvimos en la puerta de una estación muy pequeña. Para mi sorpresa solo había un ángel sentado allí de brazos cruzados, sin casi hacer nada. Ésta es la sección de reconocimiento, confesó en voz baja mi amigo el ángel.

Parecía avergonzado. ¿Cómo es que no hay trabajo aquí? pregunté. Es muy triste, suspiró el ángel. Después de que las personas reciben las bendiciones que solicitan, muy pocos lo agradecen. En esta sección de reconocimiento casi no hay trabajo. 

¿CÓMO Y QUÉ DEBO AGRADECER? 

¿Y cómo se agradecen las bendiciones de Dios? le pregunté. Muy fácil, respondió, simplemente diga: gracias Señor. ¿Y qué bendiciones debemos agradecer? le pregunté, también me dijo: ¿Tienes comida en la nevera, ropa en el armario, un techo, un lugar para dormir? 

Te levantaste esta mañana con más salud, sin enfermedad, eres un bendecido. Si nunca has experimentado miedo en una batalla, la soledad del encarcelamiento, la agonía de la tortura, las punzadas del hambre. 

Si tus padres aún viven y siguen casados, eres muy fuera de lo común. Si puedes mantener la cabeza en alto y sonreír, no eres la norma, eres único en relación a aquellos que viven en la duda y la desesperación.

Bueno ¿y ahora qué? ¿Cómo puedo empezar? y hasta aquí el sueño, la historieta. 

“Y ¿Por qué te cuento esto Jesús? porque estoy hablando contigo, estaba haciendo oración. Porque hoy te quiero dar gracias por todo, pero sobre todo, por tener mi brazo y mi mano normal, funcionando”. 

Vamos al Evangelio: 

“Un sábado entró Jesús en la sinagoga y se puso a enseñar. Había allí un hombre que tenía la mano derecha paralizada”  

(Lc 6,6).

Jesús, ahí me voy a quedar, el Evangelio continúa. 

CON EL BRAZO PARALIZADO

Tengo un familiar muy querido que tiene su brazo izquierdo paralizado, no lo puede mover. Está, podríamos decirlo, seco, paralizado, como el compadre que te encontraste en el Evangelio. 

El otro día me decía: ¿Vos podes mover tu mano palma arriba, palma abajo, podes cerrar los dedos, podes mover el codo, lo que te permite flexionar el brazo, puedes hacer movimientos circulares con el hombro y puedes hacer el movimiento más perfecto que tiene el cuerpo? Y ahí me dejó en suspenso… ¿Hacer pinza con tus dedos? 

A todas estas preguntas le dije que sí, que sí lo podía hacer, de hecho empecé a hacerlo con mi mano y con mi brazo y con mi codo y hombro. Aquí me dan ganas, Señor, de ponerme de rodillas, de irme a poner delante de Tí en el Sagrario para darte gracias solo por poder mover mi brazo, mi hombro, mi codo y especialmente mis manos con las que celebró la Santa Misa todos los días.

Pero padre, alguno en 10 min con Jesús me puede decir, ahora que usted está hablando a los que estamos sanos ¿Qué le dice usted a los que están mal? Probablemente son más agradecidos que tú y que todos nosotros juntos. Seguro Señor, que son los que envían acciones de gracias a la sección de reconocimiento del Cielo.

OTRA HISTORIA

Me quedaría aquí contándote historias, me encantan Jesús las historias, a Ti también. 

Conocí a una familia de El Salvador en la JMJ de Panamá. Definitivamente uno de los regalos que pude tener en esa JMJ. Dos hijos de esa familia tienen una enfermedad denominada Ácido glutárico tipo 1, que les impide el movimiento corporal múltiple. 

Su mamá les dice: los motorizados, porque van en silla de ruedas. Yo pude visitarlos en un viaje corto que hice a San Salvador ¡Impresionante!  Los dos, aunque viven con sus papás, son muy independientes, van a trabajar. 

Uno de ellos, mi amigo, escribe en el diario de su ciudad. Ha hecho varios estudios. Después de hacer su carrera profesional ha continuado estudiando y tiene varias especializaciones. Es consultor en turismo accesible y marketing, practica deporte… Y es feliz. 

Y es feliz porque es agradecido con las capacidades que tiene… Que son muchas y él se da cuenta.

Señor, yo ahora te pido, dales un Cielo muy alto a estas personas. 

GRANDES CAPACIDADES

Que uno los ve y dice: lo que tienen son discapacidades ¡Qué va!  Lo que tienen son capacidades y las aprovechan al máximo y las disfrutan y gozan y son muy agradecidos con esas capacidades que tiene. No se quedan en sus discapacidades, en sus limitaciones, sino que van a mirar sus capacidades, sus talentos

Este familiar del que te cuento,  tuve la oportunidad de verlo hace poco y estaba muerto de la risa, ya había recuperado su buen humor. Está trabajando, entre lo que cabe, con normalidad; sigue con su manito izquierda paralizada. 

Está haciendo muy juicioso las terapias y me alegró mucho, Jesús, verlo feliz.  ¡Gracias, gracias! dale la felicidad, porque la felicidad está en saberse amado por Tí, en saberse hijo de Dios y en ser agradecido. Tenemos que ser muy agradecidos. 

DAR GRACIAS Y HACER PROPÓSITOS

Cada rato de oración termina diciendo: Te doy gracias Dios mío… te acuerdas. Podríamos, en este rato de oración, hacer ese ejercicio, quedarnos ahí: Te doy gracias Dios mío y empezar a agradecer al Señor por tantos beneficios recibidos, sin merecerlos. Dar gracias. 

La oración continúa: Te doy gracias, Dios mío, por los buenos propósitos…

Y yo, Señor, me hago dos propósitos.  Y te propongo a ti y a todos en 10 min con Jesús dos propósitos:

No quejarnos por nada. Lo tenemos todo, somos muy bendecidos. Primer propósito.

Y el segundo, muy fácil, que hoy y cada día llenemos esa pequeña sección de agradecimientos; que sea una sección en la que haya mucho trabajo, que haya muchos ángeles ahí recibiendo nuestras acciones de gracias”. 

 

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