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dicen, pero no hacen. nuestro corazón, obras son amores

Hoy el Evangelio nos presenta a Jesús, que pregunta:

«¿Quién dice la gente que es el Hijo del Hombre?»

(Mt 16, 13)

¿Quién dicen que es? Y ellos están conversando y le dicen:

«Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías, otros, que Jeremías o alguno de los profetas.»

(Mt 16, 14)

Y Jesús les preguntó:

«Y ustedes ¿quién dicen que soy yo?» Y tomando la palabra Simón contestó: «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo.»

(Mt 16, 15-16)

Hemos considerado este Evangelio varias veces en estos podcasts, y me parece que es buenísimo que nos hagamos nosotros también la pregunta: ¿Quién es Jesús?
¿Quién es el Hijo del Hombre? ¿Qué dice la gente sobre el Hijo del Hombre? ¿Quién dicen que es? ¿Lo tienes tú en el corazón? ¿Cómo ves a Jesús? ¿Lo ves como Dios? ¿Lo ves como alguien cercano? ¿Lo ves como qué?
Porque es algo importantísimo que cada uno de nosotros tenga esa conexión, conectar con alguien, porque si no conectas con Jesús, todas estas cosas no funcionan.

CONOCERLO MÁS

Conectar con una persona implica conocerla más, estar en contacto con ella o deslumbrarte por su personalidad, si no lo has hecho aún, te invito a hacerlo con Cristo.
¿Cómo? Bueno, estos audios ayudan justamente a pensar, cómo Jesús nos ve a nosotros, a intentar escucharle, a luchar para tenerle más en nuestro día a día, a tenerle en la cabeza.


Qué importante es que tengamos esa cercanía con Jesús, qué importante es que podamos responder esta pregunta: ¿Quién es Jesús para mí?
La mejor forma de hacerlo es teniendo este contacto, porque nosotros en el día a día, cuando vamos por la calle, cuando estás por hacer una gestión, siempre estás conversando internamente…
O estás pensando: voy a hacer esto, voy a hacer lo de mas allá, o estas planificando… siempre estás con tu conciencia.
Pero cuando aprendes a tratar a Jesús, es más fácil meterle también en esas conversaciones, y tenerle como más presente a la hora de planificar, a la hora de pensar…
En esos momentos tenerle a Él también, y preguntarle: ¿Señor Tú qué harías? Y decirle: Señor, esto te lo dedico, que me cuesta un poco…
O, Señor ¿Cómo permites que me hagan estas cosas? Y le protestas a veces y otras veces le agradeces, y otras veces…
Lo importante es que tienes una conversación constantemente con Él, y te das cuenta que no eres tú, sino que es Él, porque te acompaña, porque le tienes como una persona.

LE TIENES DENTRO DE TI

Una persona que tiene un tipo de voz y que tiene una textura y que está en el Sagrario, y que cuando comulgas le tienes dentro de ti, y entonces te vuelcas y le agradeces todavía más.
Hay que darse cuenta que el amor se tiene que manifestar en hechos, en cosas concretas.
¿Qué es Jesús para ti? Pues, el espacio que quieras darle en tu vida. Es la forma en la que tienes de tratarle todos los días, o de tratarle solo los domingos, o cuando rezas, a veces…Y, al contrario, debería ser algo central.
¿Te acuerdas de esa película que se llama: “El violinista en el tejado”? Que fue un gran musical del final de la década de los 70 del siglo XX.
Es la historia de una comunidad judía, de la Rusia zarista, antes de la revolución, a inicios del siglo XX, en una zona de Ucrania.
Tevye es el lechero, es el gran protagonista, es un hombre de gran empuje que intenta sacar adelante a su familia.
Él tiene cinco hijas y siempre ha estado incluido en el marco de las relaciones y tradiciones judías.
Tiene tres hijas mayores que están ya en edad de casarse, y hace lo que su tradición le manda: que es buscar un buen matrimonio para su hija mayor.
Y entonces, consigue un rico carnicero viudo y le dice a su hija para que se case con él.
Pero ella le responde que quiere casarse por amor, con el sastre del pueblo, con quien se comprometió ya en secreto.
Como comprenderás, esta situación pone en crisis estos esquemas de Tevye y cuando le cuenta a su esposa lo ocurrido, surge la duda.

¿ME AMAS?

Y, como es un musical, aquí viene una canción, y la canción es: ¿Do you love me? que significa: ¿Me amas?
Y la esposa, que se llama Golde, intenta evitar la respuesta, pero él insiste, recordando que ellos se conocieron en su boda.
Porque, claro, ellos también son producto de que sus padres acordaron el matrimonio, y se conocieron recién el día de su boda.
Y recuerda los nervios que sentían y el miedo de si llegarían a quererse, y al final Golden no contesta directamente a la pregunta.
Pero le recuerda: que lleva 25 años lavándole la ropa, preparándole la comida, limpiando la casa, esperando cada noche, aguantando sus enfados y a veces sus borracheras.
Durante 25 años he vivido contigo, -le dice-, he luchado contigo, te he dado cinco hijas, he compartido tu casa, tu lecho, tu mesa, si eso no es amor, entonces, ¿Qué es amor?
Tevye no se da por satisfecho y vuelve a preguntar: ¿Me amas? Y ella dice: -supongo que sí.
Esta escena nos enseña una gran verdad: que quizás, hoy acostumbramos a reducir el amor a un sentimiento.
Pero no es solo eso, ni mucho menos, el amor se manifiesta de muchas maneras y sobre todo, es un empeño por dar lo mejor a la persona amada.
Por darnos a la persona amada, cuando nos sale solo, y cuando cuesta. Esto es válido para las relaciones humanas y también para nuestro trato con Dios.
El convencimiento de que es lo más importante de nuestra vida, nos llevará a demostrar ese amor, cuando no nos cuesta y también cuando tenemos que ir contracorriente.

ASISTIR A MISA

Cuando tenemos que ir “contra pelo”, como decía san Josemaría, al ver las prácticas de nuestra fe, como oportunidades de demostrar ese amor, de crecer en ese amor y no como mera obligación.
Por ejemplo, asistir a la Misa es una demostración de que Dios nos importa, y por eso nos ayuda a dedicarle tiempo. Y no simplemente, que sea una mera obligación.


San Josemaría recordaba una situación, en la que estaba dando la comunión a unas monjas, y mientras se dirigía a Dios en secreto, decía cada vez que le daba a una monja la comunión: “Te amo más que esta, te amo más que esta…
Y sintió que Dios le decía: “Obras son amores y no buenas razones”.
Está muy bien tener grandes deseos, pero el amor, se demuestra con hechos concretos.
¿Me amas? Es la misma pregunta de la canción de Tevye, -que Jesús le hizo a Pedro tres veces, después de las tres negaciones del Apóstol durante la Pasión.
Y, al sí de Pedro, Cristo responde:

«Apacienta a mis ovejas.»

(Jn 21, 15)

Es decir: “Muéstralo con hechos”. Haz lo que Dios te pide, como lo hizo la Virgen, que toda su vida amó con obras, con una obediencia total a lo que Dios le pedía en cada momento.
Por eso, a esta pregunta de: ¿Quién es Jesús? – ¿Cómo vamos a responder? Bueno, para mí: es mi Dios, es mi amigo más cercano, es al que recibo en la Eucaristía, es el que me da la fuerza para caminar cada día, es con quien la vida tiene sentido.

UNA RELACIÓN CONCRETA

¿Quién es Jesús? Es una respuesta que solo tú puedes responder con tu vida, no con una teoría que aprendiste en el catecismo…
Dios es amor, la biblia lo dice y san Juan lo repite, y no sé, como la canción. No, tiene que ser algo de vida, y eso lo vamos a hacer si es que le das la importancia que tiene.
Dios Nuestro Señor quiere que tengamos esa relación concreta, y por eso la segunda persona de la Santísima Trinidad se hace hombre, se hace como nosotros, para que no tengamos ningún pretexto de llegar a ser amigos de Jesús.
De llegar a conocerle, a conocer su doctrina, a conversar con Él, decirle las cosas que llevamos en el corazón.
Para que realmente sea quien nos abra las puertas; cómo termina este Evangelio, pues después de que Pedro le dice:

«Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo.»

(Mt 16, 16)

Pedro reconoce y Jesús entonces le dice:

“Jesús le dijo: «Feliz de ti Simón, hijo de Jonás, porque esto no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo te digo que tú eres Pedro”

(Mt 16, 17-18)

Aquí, Jesús le cambia el nombre, de Simón ahora le empieza a decir Pedro.

Y yo te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder de la muerte no prevalecerán contra ella. Y yo te daré las llaves del Reino de los Cielos.

(Mt 16, 18-19)

El Señor nos llamará por nuestro verdadero nombre cuando le reconozcamos como el Hijo de Dios.
Como ese contacto con lo sobrenatural, como esa cercanía tan grande, y cuando le demos esa importancia con las obras diarias en nuestra vida.
Pídele a la Virgen que te ayude a entregarle tu corazón a Dios, a responder día a día con tu vida, a las cosas que Dios te pide: “A ser cada día mejor hijo de Dios”.

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