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LA INCOMPRESIÓN DE LOS BUENOS

LA INCOMPRESIÓN DE LOS BUENOS

Dice el Evangelio de san Mateo:

“En aquel tiempo dijo Jesús a sus apóstoles: -Miren que los mando como ovejas entre lobos. Por eso sean sagaces como serpientes y sencillos como palomas.

Pero no se fíen de la gente, porque los entregarán a los tribunales, los azotarán en las sinagogas y os harán comparecer ante gobernadores y reyes por causa mía.

Así darán testimonio ante ellos y ante los gentiles. Cuando los arresten, no se preocupen de lo que van a decir o de cómo lo van a decir. En su momento se les ocurrirá lo que tengan que decir. No serán ustedes los que hablen, el Espíritu de su Padre hablará por ustedes.

Los hermanos, entregarán a sus hermanos para que los maten, los padres a los hijos. Se rebelarán los hijos contra sus padres y los matarán. Todos los van a odiar por mi nombre.

El que persevere hasta el fin se salvará. Cuando los persigan en una ciudad, huyan a otra, porque les aseguro que no terminarán con las ciudades de Israel antes de que vuelva el Hijo del Hombre”.

LA INCOMPRENISÓN DE LOS BUENOS

Este evangelio que estamos meditando en estos 10 minutos con Jesús, es un pasaje duro, en el que el Señor nos recuerda que viviremos como ovejas en medio de lobos.

Pienso, que todos tenemos imaginación suficiente para pensar, en esos ataques furtivos que hacen los lobos a los rebaños de ovejas.

Lo feo que es el terror de las ovejas, cuando sienten y huelen la presencia del lobo; y saben que no pueden hacer mucho por defenderse, porque no están preparadas para defenderse de semejante animal.

Son animales que carecen de la capacidad de defensa. No son un tigre, no son leones, no son nadie capaz de hacerle frente al lobo. Resulta un ejemplo curioso, un ejemplo fuerte.

OVEJAS EN MEDIO DE LOBOS

Somos ovejas en medio de lobos, y nos anima a ser sagaces como las serpientes. Y nos recuerda que vamos a ser entregados a tribunales, que nos van a azotar, que nos van a hacer comparecer ante las autoridades, de que lo vamos a pasar mal, por ser cristianos.

Estamos como ovejas en medio de lobos. A veces los cristianos vamos a padecer esta incomprensión, vamos a padecer esta sensación de no ser como los demás.

Probablemente, a veces parecerá que hacemos el ridículo, por nuestras creencias, por nuestras convicciones, por los valores que defendemos o por defender la verdad. Se suele ser criticado porque la verdad no existe para algunos, para la mayoría o para muchos.

Entonces, que alguien piense que tiene, que conoce, que posee la verdad como la poseemos los cristianos, que poseemos a Jesús. Que solo Él es la verdad, el camino y la vida.

DIOS DUEÑO DE LA VERDAD

No tenemos verdades nuestras; no somos nosotros dueños de la verdad. Es Dios el dueño de la verdad. Y por eso tenemos un montón de valores. Seguimos un montón de enseñanzas de Jesús, a las que consideramos verdaderas, justamente porque vienen de la verdad encarnada.

Y por motivo de Jesús, dice el Evangelio, vamos a sufrir. Vamos a sufrir, y no creo que suframos ni la persecución de los primeros cristianos, ni nos van a arrestar, ni nos van a azotar, o a meter presos, ni nos van a matar. Pienso que a la mayoría no va a pasar ningún tipo de estas cosas.

Vamos a ser considerados no importantes, prescindibles, personas sin ser tenidas en cuenta en el mundo social en el que vivamos. Y esto nos hace sentir mal. Esto nos duele, porque no tendremos voz. Nuestra voz será la voz de las ovejas entre los lobos, la voz de los que no tienen voz.

JESÚS NOS ADVIERTE LO QUE PASAREMOS…

Seremos considerados socialmente incompetentes para hablar, para intervenir, para opinar, para ser “actores en la sociedad”, para construir una sociedad, para construir los valores de la sociedad sobre la que se funda la convivencia.

Y por eso, tenemos que estar preparados, porque Jesús nos ha dicho: Ojo, qué les va a pasar esto, no los van a comprender, los van a tratar mal, van a ser ovejas en medio de lobos y los van a hacer pasar muy mal.

Incluso serán a veces vuestros propios padres o hijos quienes los maltraten, incluso los que los maten, les matarán el corazón.

No nos van a matar realmente el cuerpo, nos van a romper el corazón, porque a veces serán los hijos o los padres, o los hermanos, o los amigos, o el esposo o la esposa…

Personas que queremos mucho, que de pronto nos dicen: ¡Pero eso es ridículo! ¿Porque seguís viviendo así? ¿Cómo se te ocurre esta manera de razonar? ¿Porque tenés tantos hijos? ¿Por qué has decidido no ser un corrupto? ¿Por qué no aceptaste ese soborno?

¿Por qué no mentís como todos para quedar bien o para zafar? ¿Por qué no te sumas a lo que hacen todos? ¿Por qué aceptas estos valores o estos otros? (que ellos no comprenden)

LA INCOMPRESIÓN DE LOS BUENOS

Seremos juzgados, seremos vistos como escarnio, como ridículo. Nos harán sentir ridículos y nos harán pasar mal; nos harán pasar muy malos ratos, y vendrán a veces las personas que más queremos.

Jesús nos lo recuerda con enorme claridad en este pasaje del Evangelio. Por eso, al meditarlo, al darle vuelta al masticarlo despacio, le tenemos que pedir ayuda.

“Señor ayúdame, para que cuando vengan esas incomprensiones de parte de las personas que más queremos, no sufra o sufra con Vos. Que lleve la cruz con Vos. De manera que Vos tracciones de la cruz”.

Hace unos días, en otro comentario, en estos 10 minutos con Jesús que tanto bien nos hace a todos, -a mi personalmente me encanta escucharlo cada día-. El sacerdote que comentó el Evangelio del viernes, (si mal no recuerdo) nos decía que santo Tomás de Aquino daba alguna serie de remedios para evitar la tristeza.

Y algunos eran darse un gusto, un momento de bienestar, compartir con los amigos, el llanto, una buena cena, un buen baño.

JESÚS NOS AYUDA A CARGAR LA CRUZ

Todos esos remedios, predisponen el corazón para darnos cuenta de, que Jesús no nos ha sido quitado. Que Jesús está con nosotros. Que Jesús se pone junto a nosotros. Y siendo más alto que nosotros, tracciona de la cruz, hace que esa cruz sea más liviana.

Para esto es importantísimo contar con Dios. Si no, no hay manera de tener esperanza. ¿Cómo vamos a tener esperanza en medio de esta pandemia en que está causando tanto daño, tanta soledad y sufrimiento?

¿Causando tantos enfermos y tantas muertes? ¿Afectando las economías, produciendo más pobreza y soledad?

Todos conocemos personas que están pasándolo muy mal, que no están sabiendo hacerse cargo de la soledad. Cuántos matrimonios también están sufriendo como consecuencia del encierro. Niños pequeños que también lo pasan muy mal.

JESÚS SIEMPRE PRESENTE CON NOSOTROS

Por eso, estas cruces no las podemos llevar solos, ni podemos tener esperanza y ser optimistas con el optimismo de Dios.

Dios está sonriendo todo el tiempo. Dios nunca pierde el buen humor. Dios no pierde la alegría. Dios no pierde la esperanza. A pesar de todo esto, Dios lo ve con mucha más profundidad. Ve a cada uno de sus hijos sufrir. Ve mucho más sufrimiento que el que vemos cada uno de nosotros.

Y, sin embargo, Dios no pierde la esperanza. Dios no pierde la alegría. Dios no pierde la paz. Debemos pedirle a Jesús que nos ayude a llevar la cruz como Él la lleva. Junto con Él. Que esté junto a nosotros. Que consuele nuestro corazón.

JESÚS ME AYUDA A COMPRENDER

Ponemos esos medios humanos y los medios sobrenaturales. Decir: ¡Jesús ayúdame por favor! No me dejes solo con esta incomprensión. Concretamente con las incomprensiones de las personas que queremos, y que no entiende nuestro modo de vivir cristiano.

Vamos a tener que convivir con esa incomprensión de tantas cosas en las que no concuerdan con nosotros. Por eso pidámosle a Jesús que, nos ayude a llevar esta cruz con Su gracia, con Su ayuda, con Su fuerza: ¡Que así sea!

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