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¿ESTÁS PENSANDO LO MISMO QUE YO?

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Hay un dibujito animado, de hace bastantes años, que quizá conocés. Se llama: “Pinky y Cerebro” que son dos ratones de laboratorio que todas las noches intentan conquistar el mundo.

Cerebro es muy inteligente y Pinky es bastante tonto; existe ese contraste entre los dos protagonistas.

Y una frase que aparece periódicamente en (no sé si en todos pero en más de un capítulo es que, ante una idea, ante una oportunidad que consigue vislumbrar Cerebro, para conquistar el mundo, le dice a su compañero: “¿estás pensando lo mismo que yo Pinky?”. Y el otro, que difícilmente piensa, suele contestar algo que nada que ver.

Por ejemplo, busqué ahora en internet y ante esa pregunta: “¿Estás pensando lo mismo que yo?”, el otro contesta algo así como: “creo que sí Cerebro; pero los pantalones con rayas verticales me hacen ver gordo”, cosa que nada que ver con lo que estaba pensando Cerebro.

O: “creo que sí estoy pensando lo mismo que tú, pero aunque pudiéramos ponerle un traje a un salmón, ¿quién se querría casar con él?”. Cosas que no tienen ningún sentido.

JESUS SE SIENTE POCO COMPRENDIDO 

Y me acordaba de esto, de los dos ratones y de esos diálogos porque en el Evangelio de la misa a Jesús, “a Vos Señor, pareciera que te sucede un poco lo mismo con los apóstoles”.

Se había ido el Señor con los doce recorriendo Galilea para darles “un curso de formación”, una capacitación con ellos solos, caminando.  Seguramente, si se quedaban en algún lugar, enseguida ya venía la gente.

Y esta vez Jesús quería enseñar a los suyos y les hablaba en ese recorrido por Galilea.  ¿Qué les enseñaba? Les decía Jesús que:

“El Hijo del Hombre va a ser entregado en manos de los hombres y lo matarán y después de tres días resucitará”

(Mc 9,31).

Y nos dice el evangelista que ellos no entendían. Jesús les hablaba claramente y ellos no entendían; y además tenían miedo de preguntarle.

Cuando llegaron de vuelta a Cafarnaúm, después de ese “tour” de capacitación, (Cafarnaúm era la base donde muchas veces se quedaban en casa de Pedro), Jesús les pregunta:

“y ustedes ¿de qué hablaban en el camino?”

Ellos se quedaron callados porque, en el camino,

“venían discutiendo sobre quién sería el mayor entre ellos”

(Mc 9, 33-34).

Nada que ver lo que el Señor, “lo que vos Jesús ibas procurando enseñar a tus apóstoles. Les hablabas de que ibas a dar la vida y ellos están pensando en ¿quién es el más importante?”

Pobre Jesús, no entienden. Están totalmente en otra esos que son “Sus discípulos”, a los que Él les dedica más tiempo, porque serán las columnas de la Iglesia.

LA IMPORTANCIA DE ENTENDER A JESÚS 

Como Pinky y Cerebro, ¿estás pensando lo mismo que yo? No, nada que ver, estoy pensando en cualquier cosa.  “Y nos podemos preguntar, ahora hablando con Vos Jesús en nuestra oración, ¿no te pasará esto alguna vez conmigo también? Que me querés enseñar, que me querés transmitir algo, dar una lección y yo estoy en otro mundo, en otra “onda””.

Quizá, con esta enseñanza concreta de la Cruz que les hablabas de que:

“El Hijo del Hombre va a ser entregado a manos de los hombres; va a morir”

(Lc 9, 22)

puede ser que en circunstancias de mi vida, Jesús me esté tratando de enseñar algo para que crezca, para que esté en lo importante… y yo por ahí, en mis cosas, sin ser capaz de entender, por ejemplo, que la vida es donación.

Estamos ya por empezar la Cuaresma, mañana es Miércoles de Ceniza; un tiempo de gracia. “Gracias Señor por este tiempo en que nos vas a ayudar más a una nueva conversión.”

¿CÓMO NOS VE JESÚS?

Nos podemos preguntar: “Jesús ¿cómo me ves Vos y cómo me veo yo? ¿Hay sintonía? ¿Estoy en la misma onda de lo que Vos en este momento de mi vida -ahora en esta Cuaresma que comienza- el paso que Vos queres que dé, en mi vida de caridad, en mi vida de oración, en mi vida de trabajo, en mi vida de apostolado? Ser buena persona.

¿No será que a veces me pasa que: nada que ver lo que Vos estás tratando de transmitirme? ¿Y por dónde van mis afanes, mis metas, mis pensamientos? ¿Dónde está mi corazón?

Que a veces se nos va a cosas materiales que me gustaría tener, a gustos que me quiero dar; estoy pensando en un tiempo para mí o en mandar o en ser alguien importante como le pasaba a los apóstoles: saber quién tiene el lugar más importante”.

Y por eso no se animaban ellos a decirle a Jesús, de qué venían hablando por el camino. Se ve que finalmente o lo hablaron o Jesús usó de Su ciencia por encima de lo normal.

Porque “aprovechaste Jesús esa ocasión, esas intenciones un poco torcidas, que tenían en el corazón los apóstoles, para seguir enseñándoles, para continuar esa capacitación, esa formación y que aprendieran algo más del Reino”.

Jesús les dice:

El que quiera ser el primero, que sea el servidor de todos”

(Mc 9, 35)

y les pone en medio a un niño para que aprendan un poco a qué espíritu pertenecen, que es lo importante.

HABLAR CON JESÚS

“Ojala Jesús, que nosotros no tengamos miedo de contarte lo que tenemos en el corazón, que no nos callemos”.   Se ve que se dan cuenta que no estaba muy bien estar ahí discutiendo a ver quién era el mayor.

“Que no tengamos miedo a decirte en qué andan mis pensamientos, por dónde andan mis ilusiones, qué es lo que tengo en el corazón.

Y así, hablando con Vos, quizá encontramos esa sintonía entre lo que me querés enseñar, por dónde me querés llevar en este momento de mi vida; ahora, en concreto, que empieza la cuaresma; en realidad, siempre.

Lo que yo pienso, lo que a mí me mueve, lo que llena mi mundo interior. Porque cuanto más se parezca lo que Vos me proponés a lo que yo quiero, más felices vamos a ser, más cercanos vamos a estar a la verdad, “a nuestra verdad””.

Vamos a pedirle a nuestra Madre: Madre nuestra, vos que tenías esa sintonía con Jesús, con los planes de Dios, con lo que Él te iba revelando, ayúdanos a no ser tan “Pinky”, que tiene la cabeza en cualquier estupidez, sino a estar en las cosas buenas, las cosas que nos va revelando el Señor, en cada paso de nuestra vida y así podremos crecer, vivir en la verdad, estar más cerca de tu Hijo.”

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