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CUARTO ANIVERSARIO: LA ALEGRÍA DE SERVIR

ALEGRIA DE SERVIR

VIVIR PARA LOS DEMÁS

Hoy leemos en el Evangelio una frase de esas fáciles de aprender, pero no tan fáciles de comprender y menos de vivir.

“Quien intente conservar su vida la perderá, y quien la pierda la conservará” (Lc 17, 33).

No es fácil.

“Pero tú, Jesús, nos has puesto el ejemplo, porque tú te entregaste, tu perdiste tu vida porque hiciste propios nuestros problemas, como si fueran tus problemas los asumiste; nuestros pecados, como si fueran tus pecados los cargaste y los expiaste.

“Viviste para nosotros y moriste para nosotros, y así tu vida se conservó. Porque al enriquecernos, realmente vives en los que creen en ti, y porque también el Padre te resucitó y ahora vives para no morir más, y nosotros viviremos también contigo si seguimos tus pasos. Que sigamos tu ejemplo, que vivamos para los demás”.

No es fácil, pero la cosa se facilita al comprender el gran valor que tiene el darnos a los demás, el servir. Y si nos esforzamos una y otra vez por servir a los demás en las cosas pequeñas y habituales de cada día, iremos haciendo un hábito y así cuesta menos.

Me acuerdo del eslogan de un club de niñas de la ciudad de Monterrey. Decían: “Que el servicio sea tu vicio”. Suena bien, ¿no? Es fácil de memorizar. Pues con la ayuda de Dios también será fácil de vivir. “Jesús, que te imitemos en el servicio a los demás”.

LA ALEGRÍA DE SERVIR

¡Ey, padre Juanpa! Pero yo también quiero hacer alusión al eslogan de mi colegio: “Siempre alegres para hacer felices a los demás”. Lo recuerdo perfectamente bien. Porque para servir hay que hacerlo con alegría, y si no, tranquilo mijo, quédese en la casa; quédese ahí sentadito en su casa, tranquilo.

La alegría de servir. Este es el tema de este rato de oración especial, por eso descubrirás que es a varias voces. Porque así queremos celebrar hoy el 4º aniversario de 10 min con Jesús América Latina. Hoy estamos de fiesta, hoy estamos de aniversario.

Y qué bueno hacerlo cambiando un poquito el esquema, tanto de la alegría como del servicio. No pensar en: voy a servirles; sino pensar: voy a hacerles felices. Y para ello olvidarnos de nosotros mismos, para llevar a los demás descanso, alegría, un rato amable de conversación, interesarnos por sus cosas… Habrá muchas ocasiones a lo largo del día para procurar que las personas que viven a nuestro lado encuentren amable el camino de la vida, el camino de la santidad.

Recuerdo este pasaje del Evangelio de San Juan en el que dijo Jesús a sus discípulos:

“En verdad, en verdad os digo, vosotros lloraréis y os lamentaréis, pero vuestra tristeza se convertirá en alegría” (Jn 16, 20).

Por eso la oración para recuperar la alegría. ¿En donde se convierte la tristeza en alegría? En la oración. Y así diremos con san Juan Bautista: “Por eso mi alegría es completa” (Jn 3, 29).

INSTRUMENTOS DE DIOS

Mira, tal vez ya te lo había compartido, pero me parece que es la imagen perfecta del servicio escondido. Lo que contaba aquel que visitó el cementerio americano situado junto a la famosa playa donde tuvo lugar el famoso desembarco de Normandía en la Segunda Guerra Mundial.

Quedó sobrecogido ante las más de nueve mil cruces perfectamente alineadas, que señalan el lugar donde descansa cada soldado. Y me impresionó -comentaba éste- la inscripción que se encuentra en la tumba de aquellos que no pudieron ser identificados: “Aquí descansa en honrosa gloria un compañero de armas a quien sólo Dios conoce”.

Impresiona el recuerdo de aquellos soldados que llegaron de muy lejos para luchar por la libertad de unos países y unos pueblos que no eran los suyos. Es justo que no se les olvide, y a la vez es tan poca cosa la memoria humana.

Por eso consuela que Dios sí conoce a todos y cada uno de aquellos que murieron, incluso los que nadie pudo identificar para ser enterrados. Vamos a ser testigos de algunos frutos de nuestro servicio, de otros no.

Y pensando en el servicio que se presta a través de 10 min con Jesús América Latina, me acordaba de un muchacho, un joven profesional, que se me acercó en la sacristía después de una misa de domingo.

Resulta que vivía en Nueva York y estaba de paso unos días en Guatemala. Al parecer había reconocido la voz durante la misa y me preguntó: -¿Es usted uno de los sacerdotes de 10 min con Jesús? Sorprendido, le dije: -Sí. Entonces me comentó: -Yo quería agradecerles porque les debo mi conversión a ustedes.

Bueno, algunos frutos los vamos a ver, pero otros ni siquiera nos vamos a enterar que existen. Lo importante no es si nos enteramos, lo importante es que estén, y ya Dios sabrá. Lo importante no es que nos lo agradezcan, que sepan nuestros nombres, lo importante es servir. Esa es nuestra alegría: la alegría de servir, de poder ser instrumentos en las manos de Jesús.

MARÍA NOS ENSEÑA A SERVIR

Cuando pienso en la alegría de servir, se me viene a la mente la imagen de nuestra Madre Santa María.

“Ella -nos dice el Evangelio de San Lucas- fue a prisa a visitar a su prima Santa Isabel” (cfr Lc 1, 39-40).

Pensemos un momento. María se acaba de enterar de que va a ser la Madre de Dios, y ya es la Madre de Dios. Cuando dice: “Hágase en mí según tu palabra” (Lc 1, 38) en ese momento Dios se encarna.

¡Qué mujer tan importante! Es la mujer más importante en ese momento en todo el mundo, y lo sigue siendo. Y, sin embargo, ¿en qué piensa María? Piensa en servir.

Se ha enterado que su prima está embarazada. Es algo excepcional porque en esa época las noticias tomaban su tiempo en llegar. Aquí ha sido tan rápido como un WhatsApp. Y María, ¿qué hace? -Voy a servir.

Y me ayuda esta escena a recordar una película que recomendó el papa Francisco en su momento, que es “El festín de Babette”, esta mujer pobre que es recibida por unas hermanas. Trabajó muchos años con ellas y un momento se ganó una herencia. Y todo el dinero de esa herencia la gasta para darles a ellas, a estas hermanas y a unos invitados, un gran festín –“El festín de Babette” se llama la película.

Y cuando esas hermanas le preguntan: -Bueno, ¿qué vas a hacer con ese dinero? Ella dice: -Me lo he gastado. Y ellas le dicen: -Pero ¿cómo has hecho esto? -Porque me lo he gastado en esta comida; es lo que cuesta la comida en el restaurante donde yo trabajaba, porque eso me hacía feliz: servir. Y ellas le responden: -Pues en el Cielo, en el paraíso, harás felices a los ángeles.

Ahí está la alegría de servir que le pedimos a nuestra Madre Santísima nos enseñe a vivir de ese modo cada día.

Y eso es lo que intentamos hacer también en esta actividad de 10 min con Jesús, donde no sólo los sacerdotes, sino los voluntarios, los que trabajan en los audios, en el blog, las redes sociales… todos hemos intentado siempre seguir ese consejo de servir: de servir con alegría.

Y servir con alegría nos lleva a darles las gracias a todos los que escuchan estos audios. Hemos predicado los cinco sacerdotes que quedamos de los iniciales de esta iniciativa aquí en Latinoamérica, y para nosotros ha sido una alegría muy grande acompañarles todos estos años, y va a continuar siendo porque venimos con muchas más fuerzas, porque queremos servir con alegría al Señor.

Te pedimos que nos ayudes a difundir más estos audios, llegando a nuevas personas, explicando su utilidad a, tal vez, los que más lo necesitan y no lo saben.

No podemos acabar este rato de oración sin pedirle a nuestra Madre la Virgen, como nos recomendaba el padre Ricardo, que sepamos seguir su ejemplo.

Madre nuestra, Virgen prudentísima, asiento de la sabiduría. A ti acudimos hoy con este corazón lleno de alegría también, para pedirte que nos ayudes a servir con alegría en todos los momentos, con este producto y con todas las cosas que hagamos en nuestras vidas.

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