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Fe en la adversidad

Fe en la adversidad

Antes de iniciar, definamos qué es fe y qué es adversidad:

La fe es un acto personal: la respuesta libre del hombre a la iniciativa de Dios que se revela. Pero la fe no es un acto aislado. Nadie puede creer solo, como nadie puede vivir solo. (CIC 166)

La adversidad es una situación dura, contraria, difícil de sobrellevar, es la suerte adversa, el infortunio, un suceso o una situación que se caracteriza y está dominada por la desgracia en la que se encuentra una persona.

Dicho de una forma más sencilla, la fe es una fuerza interna que nos acerca a la Voluntad de Dios, es la puerta de la esperanza, y ante todo la fe nos permite ver lo invisible y nos permite glorificar al Señor. La adversidad es todo aquello que nos sucede que causa dolor y sufrimiento.

Mi experiencia Personal

Les hablo desde mi experiencia personal, hace tres meses mi vida cambio radicalmente. El 3 de junio, murió mi papá, que era un hombre con mil defectos pero con un amor como ninguno; era mi apoyo, mi soporte y quien me impulsaba a seguir adelante.

Unas semanas después, mi fuente de ingresos principal se truncó, y cuando pensé que ya nada podía causarme más dolor, la persona que pensé que me apoyaría fuera de mi familia simplemente me dijo “no cuentes conmigo”.  Pensé que levantarme de nuevo sería imposible.

Increíblemente, jamás sentí rabia con Dios, ni sentí que no merecía tanto dolor. En mí se desconecto algo que no puedo explicar muy bien, hablar con Dios se me hizo difícil, elevar una oración o ir a misa me costaba mucho.

Dejé de ir a misa por 6 semanas, lo único que me mantenía unida a lo sobrenatural era mi servicio y así lo seguí haciendo, con un vacío profundo, seguí enviando los audios de 10minconjesus.net, seguí haciendo mi trabajo en la página y seguí apoyando el grupo de adultos mayores de mi parroquia en Bogotá. Muy poca personas sabían qué pasaba conmigo y yo me esforzaba por seguir adelante.

Sin embargo, como la Voluntad de Dios es perfecta, justo 5 semanas después de la partida de mi padre, en mi grupo parroquial me invitaron a hablar del plan de vida y su propósito era hacer que los participantes amaran al Señor desde las practicas diarias (Para conocerlo haz clic en el siguiente botón).

Plan de vida

Evangelizar en medio de la Tormenta

Me costó mucho hacerlo, pero finalmente dejé las semillas que quería en cada uno, pero yo seguía dudando en volver a misa, en hablar con Dios, y en rezar el Santo Rosario. Seguían pasando cosas que no entendía, pero pedirle explicaciones a Dios, no era lo que buscaba, pues al final su Voluntad es perfecta y eso era lo único que tenía muy claro.

Y efectivamente así lo era, 2 semanas después me pidieron hablar justo del tema de este artículo, yo no lo podía creer, pensaba “¿Dios qué quieres decirme?”.

Así que lo primero que hice fue buscar en la Biblia respuestas y me encontré con el libro de Job. Empecé a entender, Dios buscaba perseverancia en mí y paciencia que mucha falta me estaba haciendo. Luego me sugirieron leer el evangelio de Juan y entendí que solo en la prueba podemos encontrar la grandeza del Señor.

En la adversidad está la santidad

Pero eso no fue todo, en la adversidad puedo buscar mi santidad y eso me pareció maravilloso, leí la vida de varios santos, que solo desde la adversidad encontraron el verdadero amor de Dios.  Por ejemplo, Santa Rosa de Lima que aunque se desilusionó de algunos eclesiásticos, encontró su verdadero amor que era Dios.

Esta es la fe que debemos practicar, esa que nos da la certeza que es mejor la respuesta de Dios que nuestro deseo, que solo esta fuerza es la que nos mantiene firmes en nuestro proceso de santidad desde lo ordinario. Esa fe que sobrepasa nuestro entendimiento.

¿Y cómo va mi proceso?

Seis semanas después fui a confesarme y el sacerdote me absolvió en 2 minutos, no tuve tiempo de decir mucho, sentí que no había quedado confesada. Gracias a otro sacerdote, entendí que si había quedado absuelta y volví a misa y se volvió este espacio el mejor lugar para llorar en el hombro que nunca decepciona: Jesús.

Recibir la eucaristía diaria me ha permitido entender, que no era mi papá quien me consolaba y me apoyaba, sino que era el mismo Jesús.  Que de las personas no debo esperar recibir lo que doy, pero que no por eso debo dejar de ser lo que soy, y que la providencia viene de Dios no de los hombres.

Y lo más importante de todo es que solo con la fe superamos la adversidad

Al iniciar tu día repite este versículo de la biblia que a muchos nos ayuda

CREO,  AUMENTA MI POCA  FE (Mc 9;24).

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