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Camino

Camino
Camino

San Josemaría Escrivá

Camino, fruto de la labor sacerdotal que san Josemaría Escrivá había iniciado en 1925, tiene un estilo directo, de diálogo sereno, en el que el lector se encuentra frente a las exigencias divinas en un ambiente de confianza y amistad.

Cuando se publicó en Italia, L’Osservatore Romano comentó: «Mons. Escrivá de Balaguer ha escrito más que una obra maestra, ha escrito inspirándose directamente en el corazón, y al corazón llegan directamente, uno a uno, los párrafos que forman Camino.» Hacer oración resultaba fácil con Camino, porque te enseña a tratar a Dios de tú, a llamar al Señor por su nombre: Jesús, con la confianza de un amigo.

«Lee despacio estos consejos. Medita pausadamente estas consideraciones. Son cosas que te digo al oído, en confidencia de amigo, de hermano, de padre. Y estas confidencias las escucha Dios. No te contaré nada nuevo. Voy a remover en tus recuerdos, para que se alce algún pensamiento que te hiera: y así mejores tu vida y te metas por caminos de oración y de Amor. Y acabes por ser alma de criterio». (Camino, Prólogo del autor)

Camino vio la luz en una sencilla y moderna edición de generoso formato, en junio de 1939. Su presentación rompía con los moldes tradicionales de los libros de espiritualidad, que por aquellos años solían ser de tapas negras y cantos rojos o dorados. Tal presentación supuso una verdadera revolución editorial y produjo asombro.

Por ejemplo: la revista religiosa «Signo», órgano de las juventudes de Acción Católica española, publicó a los seis meses una elogiosa recensión; pero criticaba el «modernismo editorial» y abogaba por «otra edición más mesurada, más recogida», porque —decía— en ese formato y con tales características podía dificultar el recogimiento de la oración(5).

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