Al reflexionar un poco más sobre la pregunta, responde que es “un rescatado, alguien que experimenta cómo Dios escribe derecho en renglones torcidos… la historia de amor de Dios es una historia de salvación en la que Él me rescata de todas mis inseguridades, mis traumas, dolores, heridas, y hace una historia nueva… soy testigo de que Dios reconstruye la historia, y Jesucristo es protagonista de toda la historia”.
Su Vocación
La decisión de seguir la vocación y hacerse sacerdote fue un proceso de maduración en el que se dieron varios hitos: siendo muy joven asistió en familia a unas charlas sobre Nuestra Señora de la Paz, de Medjugorje, y esto fue impactante para él. Desde allí empezó una búsqueda muy intensa de Dios por medio de diversas experiencias católicas.
Más adelante, cuando tenía 19 años, realizó un retiro en el Foyer de Charité; en esta jornada lo invitaban a pensar qué le gustaría ser más adelante, qué lo haría muy feliz, y él, luego de meditar y descartar muchas de las cosas en las que piensa cualquier joven de su edad, se decía: “creo que no habría nada más grande que celebrar la Eucaristía y confesar” -ya se estaba forjando en él la vocación-.
Poco después conoció a un director espiritual del Opus Dei, con quien constantemente se quejaba de lo que hacían mal los sacerdotes, hasta cuando un día él lo paró y le dijo: “mira, en lugar de criticar, trata de ser el sacerdote que quieres ver”, y con eso vino la decisión concreta y definitiva de su vida.
El Sacerdocio
Luego de realizar sus estudios en Navarra, España, recibió su ordenación sacerdotal el 1 de diciembre de 2001. Desde entonces, al servicio de la Arquidiócesis de Bogotá, ha ejercido como párroco en San Pío de Pietrelcina y en la Catedral Primada de Colombia. Fue colaborador local de la Nunciatura Apostólica en Colombia. También, entre otros cargos, ha sido capellán de la Presidencia de la República de Colombia; miembro de la Comisión de Formación Permanente del Clero; iniciador de la capilla María Auxiliadora del Congreso de la República; notario auxiliar de la Vicaría episcopal territorial Espíritu Santo; vicario parroquial en Santa María de Jerusalén; capellán del Gimnasio Manuel María Camargo y del Colegio Interparroquial El Santo Cura de Ars.
Desde diciembre de 2018 es párroco de Jesucristo Redentor, en Mazurén, Bogotá, y durante los últimos cuatro años se ha destacado por su presencia como influenciador católico en las redes sociales y en canales de comunicación digitales, donde evangeliza y lleva la esperanza verdadera de Dios a distintos públicos. Además, ejerce como presidente de la Fundación Pontificia ACN para Colombia y Global Office.
Este sacerdote, ingeniero industrial, amante de la literatura y de Dostoyevski, a quien le encanta aprender idiomas, viajero por naturaleza, apasionado por conocer la vida de los santos como inspiración cotidiana, cercano a las realidades diversas de la Iglesia, que la conoce por dentro y desde las periferias, gracias a su trabajo en ACN ha podido ver el rostro misionero que sufre y padece necesidad, nos dice: “lo importante no es escribir una historia perfecta, sino ir al Cielo”.
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