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Panameña, Educadora, embajadora de HcJ en Panamá.

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Oración de intercesión (VI): MARÍA MI INTERCESORA ANTE EL SEÑOR

Yo creo en María como intercesora ante su Hijo, SÍ, CREO. Este sentimiento y credibilidad se hizo más profundo después de haber leído el Tratado de la verdadera devoción a la Santísima Virgen María y el secreto de María, cuyo autor es san Luis María Grignion de Montfort.

Descubrí en este libro que el camino “corto, fácil, perfecto y seguro” para llegar a su Hijo y mantener de manera firme mi relación con Él es a través de María, porque “María no es como las demás creaturas, que, si nos apegamos a ellas, pueden separarnos de Dios en lugar de acercarnos a Él. La inclinación más fuerte de María es la de unirnos a Jesucristo”. Es por ello que decidí escogerla como mi intercesora.

Se dice que a todo nos llega, en su momento, lástima que no me llegó en mi juventud este descubrimiento, quizá (como lo digo siempre) hubiera compartido y promulgado a otros esta devoción. Estoy segura de que aún estoy a tiempo.

De niña conocí de la Virgen a través de mi abuela cuando nos ponía a rezar el rosario, pero nada más. Escuchaba en la radio los relatos de la vida y Pasión de Jesús, pero allí terminaba todo. Los sacerdotes eran escasos, no recuerdo que nos visitaran con frecuencia.

Consagrarme a Maria

Como lo he manifestado en otros artículos, esta relación con mi madre María se concretizó al consagrarme a Ella el 22 de febrero de 2022. A partir de esa fecha mi relación con la Virgen es diaria, hasta el momento que hago este escrito no he dejado, ni un solo día o noche de hacer el rosario, pero no es un rosario mecánico u obligado. Lo necesito. Medito cada misterio, lo interrumpo para conversar con Ella, me transporto a esos lugares y momentos.

Hago mi lista por los que me piden o por los que intuyo necesitan de la intercesión de la Virgen. De igual manera, pido a otros cuando necesito que a través de ella intercedan por mí o los míos.

Como madre trato de ponerme en su lugar, imaginar el sufrimiento, su entrega la aceptación a la voluntad de nuestro DIOS (qué decisión más difícil) en la que ninguna madre se atrevería a colocarse. Por todo el conocimiento de su entrega y sufrimiento he decido escogerla a Ella como mi intercesora ante nuestro Señor Jesucristo. Ya lo decía san Buenaventura:

Maria mi Intercesora

la Santísima Virgen es el camino para llegar al Señor.

Gracias a mamita María y a su presencia en mi vida, procuro no pasar un día sin encomendar su intercesión por todas las personas que sé que necesitan de la presencia de su Hijo y de Ella.

Es grato cuando alguien me escribe o habla pidiendo que ponga en oración a un hijo, hermano o amistad porque ha conocido de mis testimonios personales y la intercesión de ella en mi vida. Puedo mencionar a un gran amigo y ministro protestante (me asombró) cuando me pidió que lo pusiera en oración para lograr su nombramiento. Significa que es testigo de mis experiencias con Papito Dios y la intercesión de la Virgen María.

Quizá muchos opinen que mis peticiones son tontas, que eso tenía que ocurrir así, pero yo me atrevo aseverar que sus respuestas (algunas no son inmediatas) se manifiestan, se cumplen.

Por ejemplo, recuerdo que muchas veces (hace varios años) cuando escuchaba a los proclamadores de la Palabra en las misas me decía: “Virgencita, algún día me gustaría estar ahí (sentía que era para personas especiales, pero le hablaba) y proclamar la palabra”. Pensaba que eso era imposible para mí.

El Rosario en la Parroquia

Ahora lo hago dos o tres veces a la semana. También coopero haciendo el rosario en la parroquia, participo en la Pastoral de la salud y hace unos días por recomendación, se acercaron a pedirme trabajar en la Catequesis familiar. Dudé por unos segundos, pero pensé en María y me dije: “Señora intercede ante tu Hijo para que todo lo haga bien”.

Con su intercesión he aprendido a tomar el café sin azúcar y sin leche (antes decía que era imposible), mi esposo se ríe y dice que eso pasa a las personas cuando se están poniendo viejas y que por eso él sí le pone. Yo me río, pero me siento contenta por haberlo logrado. Tengo casi cuatro años de no usar azúcar. Mentiría si en algunas ocasiones (dos, quizás en meses) por la tentación caigo, pero al pensar en Ella y el respeto a mi promesa no lo vuelvo a hacer. Para mí representa un gran triunfo.

De igual manera, para evitar tomar Coca Cola o comer dulces, se lo solicito por un determinado tiempo para que interceda y he demorado hasta tres meses sin consumirlos.

Pensarán que son simplezas, pero si a usted le gustan los dulces, la soda, el café con leche y azúcar se darán cuenta que no es fácil.

Samuel

Lista de Intercesiones

Mi lista en cuanto a intercesiones por mí, por mis hermanos, hijos y nietos me han sido concedidas. Por ejemplo, mi nieta a sus tres años, si me veía rezando el rosario se molestaba, me pedía que no lo hiciera, se alejaba para no escuchar. No quería ir a misa.

Estaba preocupada por esa situación. Pedí a la virgencita su intercesión por ella y, hoy a unos meses de cumplir sus cinco años, pertenece al coro de la parroquia, me acompaña (algunas veces) a hacer el rosario, visitar el Santísimo, ir a misa. Ella lo pide. Se ha llevado a su hogar mis rosarios, virgencitas y un crucifijo de madera.  Allá hizo su altar.

Todos sabemos que la salvación del mundo comenzó por medio de María, nos corresponde a nosotros darle su lugar. Permitirnos conocerla para que a través de Ella Jesucristo sea conocido y amado.  Estoy convencida de que al pedir la intercesión de María en mis oraciones o angustias: “nada temeré, con su auxilio, combatiré a mis enemigos y los pondré en fuga: porque ser devoto Tuyo es un arma de salvación que Dios da a los que quiere salvar”, dicho por san Juan Damasco.

Para los escépticos, la intercesión sí funciona, solo hay que tener fe, sinceridad y devoción.

Les comparto una estrofa de esta plegaria: A María

“Madre mía amadísima,

alcánzame la gracia/ de no tener más espíritu que el tuyo

Para conocer a Jesús y su Evangelio,

más alma que la tuya/ para alabar y glorificar al Señor,

más corazón que el tuyo para amar a Dios como tú lo amas”.


Escrito por

Iris Contreras

Panameña, Educadora, embajadora de HcJ en Panamá.

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